SANTO DOMINGO. Circula en la red, y se menciona en presentaciones de powerpoint en cursos de toda índole, una "metamorfosis" espectacular que ocurre en el "águila", ave singular que dura 70 años y al llegar a los 40 toma una decisión dramática. Como sus uñas se han vuelto curvas y flexibles (lo que le impide atrapar sus presas); su pico ha crecido tanto que, "alargado y puntiagudo", se curva contra su pecho y para colmo de males sus alas, envejecidas y pesadas por las gruesas plumas, le dificultan volar, sólo tiene dos opciones (alternativas, se lee incorrectamente en el original): enfrentar un doloroso proceso de renovación que durará 150 días o morir. Pero este primer párrafo no agota la provisión de tonterías que acompañan esta historia demencial.
Abrumada por las vicisitudes, el "águila" vuela a lo más alto de una montaña y se refugia en un risco que tenga una pared. Una vez allí, en un ritual macabro, golpea su pico contra la pared hasta que logra arrancárselo. Pero ahí no termina la autoflagelación. Luego de esperar a que le crezca un nuevo pico (no dice en qué tiempo), procede a arrancar, con la pericia de un torturador experto, sus viejas garras deformes.
En una tercera etapa, cuando las nuevas uñas comienzan a crecer, procede a arrancar sus inexplicablemente viejas (las aves mudan su plumaje de manera gradual cada año) y pesadas plumas.
A los 5 meses, completado este proceso de desmembramiento sucesivo, el "águila", como ave Fénix de la mutilación, inicia, victoriosa, su famoso (¿para quién?) "vuelo de renovación", lo que hará posible que dure 30 años más. Al final se recomienda a los Homo sapiens que hagan como el águila y luego de encuevarse por un tiempo, e iniciar un proceso de renovación que les permita liberarse de las ataduras del pasado, reanuden su vuelo victorioso. No sé por dónde empezar a desmontar esta fábula absurda.
Comencemos por "el águila". No se puede hablar como si se tratara de una sola especie. La familia a la que pertenecen las águilas (Accipitridae) es la más numerosa entre las rapaces diurnas con más de 233 especies. Es un error común. Con frecuencia alguien me pregunta "¿Es verdad que el mono es el único animal que miente?" Aclaro de inmediato que existen muchos géneros y muchas especies de mono, y pregunto a cuál de ellas se refiere. Curiosamente, los promotores de la fábula, que la difunden en sus cursos y talleres, se mantienen hablando del "águila", a pesar de que en sus presentaciones muestran fotos de varias especies de esta familia, desde el águila imperial europea (Aquila heliaca) hasta el águila calva norteamericana (Haliaeetus leucocephalus), una discreta águila pescadora que nada tiene de imperial y jamás caza presas que pasen de 4 libras, aunque haya sido escogida como símbolo por el país más poderoso de la tierra. Por otra parte, el pico de las aves se regenera y se desgasta continuamente, lo que hace imposible (al menos en el ambiente natural) que crezca en las proporciones que se reportan en esta fábula.
No queda claro si lo que el ave se arranca es el pico completo o la parte exterior. Dada la anatomía de las aves, sería imposible arrancar el pico entero con simples golpes en la pared. Otro tanto podría decirse de la extirpación de las garras. Es difícil creer que un animal debilitado por el hambre y el frío sobreviva a esa cirugía múltiple. En lo que se refiere a la muda del plumaje, casi siempre es anual y se produce poco a poco, con la excepción de algunos miembros de la familia Ramphastidae (Tucanes), Rallidae (gallaretas), Alcidae (parecidas a los pingüinos) y algunos patos que pierden las plumas del vuelo, por lo que tienen que quedarse un tiempo en tierra, pero sin dejar de comer.
En las aves de rapiña, contrariamente a lo que pretende esta descabellada historia, como su alimentación depende totalmente del vuelo, no se desprenden de una pluma de vuelo hasta que la contigua ha crecido completamente, no perdiendo nunca su capacidad de cazar. Algunas lo hacen tan paulatinamente que la muda es continua pero poco intensa. Por ejemplo, en el águila real (Aquila chrysaetos), la muda completa de las plumas del vuelo dura dos años. Es obvio que la naturaleza ha encontrado formas más sencillas, eficientes y seguras para resolver los problemas de la muda en las rapaces, que las soluciones fantasmagóricas que se proponen en esta fábula.
Tomado de Diariolibre.com
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